Esto no es una telenovela: Flor era monja cuando quedó embarazada y acusa a la madre superiora de encerrarla durante meses y luego robarle su bebé. Ella tenía 26 años y el padre era un seminarista de 17. La versión de la superiora es que ayudó a la joven a dar a su hijo en adopción.
El asunto llegó hasta el Vaticano, a través del obispo Norberto Strotmann. Pero Flor encontró a su hijo, ¿y saben a quién había sido entregado? Pues al hermano de un socerdote. Se habla de más casos y de una red de tráfico de menores. Disfrutad un minuto (lo poco que dura el vídeo) AQUÍ. La cara de bruja de la madre superiora y la voz distorsionada del jerarca religioso son reveladoras.
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